Tercera generación de una emprendedora familia Jalisciense, panaderos tradicionales que han logrado adaptarse a la época y las condiciones adversas en 98 años.
Por Víctor Galindo
En el corazón del barrio de San Felipe de Jesús (calle 34 y Dionisio Rodríguez) esta panadería ha visto pasar centenares de trabajadores, quienes con su aportación laboral, contribuyeron al proyecto de vida iniciado en 1922, por el señor Natividad Salcedo; quien elaboraba Birote y pan dulce.
A su muerte, lo sucedió su hijo Juan Javier Salcedo (recientemente acaecido) quien consolidó a panadería “La Fortuna” no solamente en la capital jalisciense, sino también en el Occidente del país.
Desde hace 15 años, ya con una trayectoria respaldada en la calidad de sus productos, la empresa en desarrollo constante, volteó sus expectativas hacia otra gama de productos, (hasta ese momento en manos de un gran monopolio); fue en ese nicho del mercado donde Hugo y Alejandro Salcedo Gómez, hijos de Don Javier, redireccionaron su reto empresarial.
Así lo explica Hugo Salcedo Gómez, director general de “La Fortuna”. “… ya se acerca a los 100 años, como tercera generación nosotros dimos el brinco hace 15 años al pan industrial, nos hemos convertido en la mejor productora de bollos en el mercado del pan, no hay nadie que actualmente nos compita en ese sector, claro quitando al monopolio. Pero nosotros nos diferenciamos de ellos porque elaboramos producto semi industrial o mejor llamado artesanal; respetamos texturas, sabores y apariencias de lo artesanal combinado con la vida de anaquel, la higiene y la inocuidad del alimento, lo que nos ha permitido abrir las puertas en un segmento muy particular, donde un circulo de consumidores más selecto encuentran nuestros productos de gusto gourmet o mayormente especializado”.
Correspondió al Secretario General de la Federación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (FROC) Jalisco, Lic. Antonio Álvarez Esparza, acompañado del señor Antonio Manzanares González del Sindicato de Trabajadores en la Industria Panificadora Alimentaria, otorgar un reconocimiento especial a esta empresa porque ha logrado consolidarse, evolucionando, capacitando y sobreviviendo en esta época adversa que ha afectado a amplios sectores productivos, entre ellos la de la panificación, obligando a cerrar sus puertas y dejando a cientos de familias sin una forma de sustento.
Hugo y Alejandro Salcedo Gómez, desde hace 20 años que administran y dirigen el negocio, decidieron modernizar y acondicionar las líneas del proceso, transformándola en mucho más eficiente, así lo señala el encargado del manejo interno de “La Fortuna”, Alejandro Salcedo, “Nos vimos obligados a cambiar personal y mejorar el nivel operativo, hoy en día contamos con personal más capacitado, profesionistas en las líneas de procesos, tenemos licenciados, ingenieros para mandos medios, y con ello operar menos con mano de obra, pero volviéndonos más especializados, al contar con mayor número de universitarios, algo que antes no pensábamos que se pudiera tener, antes eran trabajadores empíricos”.
A decir de los jóvenes empresarios, la industria panificadora nacional, es la tercera en importancia, generadora de empleo, después de la manufacturera, seguida por las tienditas de abarrotes; “la industria panificadora genera 1.5 millones de empleos y de estos casi el 60 por ciento son considerados informales, situación que alertó por su crecimiento, ya que las mypimes que en México representan el 96 por ciento, pero que a las empresas medianas como “La Fortuna” propició que por un lado la competencia desleal y por el otro el monopolio haciendo que los primeros se extinguieran poco a poco y los otros nos aplastaran, no había manera de competir en el tema del pan mexicano, el pan fresco; los diferenciadores eran ya muy bajos, entonces tuvimos que girar y lo hicimos hacía arriba, no hacía abajo o hacia la informalidad.” Explicó Hugo Salcedo Gómez.
Con un amplio catálogo de productos, cada uno de ellos diseñados con diferenciadores que les permitan no solamente mejorar las características nutrimentales, de salud, de empaque y de funcionalidad, que los hacen singulares en contra parte de otros comerciales, lo que además hace competitivas entre el gusto de los consumidores; bollos (pan para hamburguesas), medias noches, pan de caja (blancos, integrales con diversos granos), conservando la línea tradicional que continúan en el gusto de los clientes, como los picones, pan de muerto, birote, bísquets, etc.
Tal y como lo hace la señora Graciela Martínez, quien recuerda que eran los años 50´s y ella contaba con 7 años de edad cuando ya iba a la panadería del barrio, “rico pan, picón como ese no se veía en otro lugar. Hace 48 años me cambie de este barrio y continúo regresando a comprar en este lugar el pan”.
Por su parte, el Lic. Álvarez Esparza luego de dirigir unas palabras a los trabajadores de “La Fortuna” exhortándolos a conservar sus empleos y felicitarlos por no darse por vencidos ante la pandemia del covid-19, a la par, recordaba su adolescencia cuando conocía a Don Javier, “Yo era cliente y venía en mi bicicleta y por estas fechas, cuando llovía recuerdo la gran cantidad de agua que bajaba por la calle de Dionisio Rodríguez, eran ríos, pero aun así las personas llegaban a La Fortuna a comprar su pan”.
98 años de tradición y muchas historias se han horneado en torno a la panadería “La Fortuna” del barrio de San Felipe de Jesús, al oriente de Guadalajara, historias que quienes las recuerdan, clientes, ex trabajadores, familiares y amigos de los Salcedo Gómez, tienen “La Fortuna” de compartirlas con las nuevas generaciones de tapatíos, acompañado de una exquisita pieza de pan en sus mesas.