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Redacción / Enlazadot

Con la finalidad de generar cambios que ayuden a las ciudades a estar mejor preparadas para los cambios, como el que actualmente se vive por la pandemia del Covid-19, investigadores y académicos de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), impulsan el modelo de Ciudades Inteligentes o Smart Cities.

Una Ciudad Inteligente se define como aquella que utiliza las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) para garantizar un desarrollo sustentable, incrementar la calidad de vida, lograr una mayor eficacia de los recursos y participación de los ciudadanos.

La idea de impulsar este modelo de ciudad surgió luego de un verano académico que tuvieron profesores de la UAG en el Telecom SudParis, en Francia, en el año 2019, explicó la Dra. Dulce Esmeralda García Ruiz, profesora-investigadora titular del Decanato de Diseño, Ciencia y Tecnología (DCyT) en el área de Arquitectura.

Precisamente luego de regresar de París, una de las ciudades inteligentes referentes a nivel mundial, académicos de disciplinas como Arquitectura, Ingeniería Civil, Mecatrónica y Ciencias Computacionales formaron el proyecto de Smart Cities con la finalidad de tener una visión multidisciplinaria y proponer ideas en un ámbito local.

“Este proyecto tiene como finalidad generar aplicaciones prácticas para poder convertir una ciudad inteligente, teniendo como base Zapopan y comparándolo con el modelo de París y de Barcelona”, afirmó la también coordinadora del proyecto.

“El estudio de estas ciudades como antecedente nos puede generar un mejor panorama de aplicación aquí en el contexto de Zapopan”.

Aunque la tecnología es la principal característica de las ciudades inteligentes, la Dra. García Ruiz explicó que las áreas de Arquitectura e Ingeniería Civil deben participar en la creación de las Smart Cities porque se deben de diseñar y construir para mejorar la calidad de vida de las personas.

Los académicos de la UAG comenzaron a desarrollar el trabajo de Smart Cities el 2019, pero por la pandemia del Covid-19 que se vive en la actualidad, el proyecto tuvo un mayor impulso debido a que la situación exige replantear las ciudades y los espacios públicos para que sean más seguros.

La profesora-investigadora agregó que el modelo de ciudades inteligentes obliga a ciudadanos y gobiernos a informarse y participar en el desarrollo de las urbes en el contexto actual.

“Si los ciudadanos se informan, yo puedo entonces tomar mejores decisiones para que tengamos una ciudad mucho más inteligente y preparada para estos cambios que están generando a partir de esta contingencia”, afirmó la Dra. García Ruiz.

“La ciudad inteligente va a buscar el poder estar preparada para estos cambios de manera preventiva y no solamente correctiva”.

Organizan foros

Una de las acciones del grupo académico de la UAG este año ha sido el organizar tres paneles virtuales con la temática “Arquitectura y Smart Cities: La importancia de la planeación urbana y arquitectónica en tiempos de pandemia”, divida con los enfoques social, económico y sustentable.

Dichos foros tratan de generar debate y presentar propuestas para diseñar de manera más segura y eficiente los espacios públicos y privados. En los foros participan académicos de diferentes disciplinas e instituciones, además de representantes del sector empresarial y gubernamentales.

Hasta el momento se han desarrollado los paneles con los enfoques social y económico, el próximo 25 de agosto se realizará el del enfoque sustentable.

Además de estos foros, el próximo 1 y 2 de septiembre se organizará un coloquio virtual donde se presentarán propuestas de intervención ante la “nueva normalidad”, dijo la Dra. García Ruiz.

Impulsan Smart Cities.

Profesores investigadores que forman parte de este proyecto de Smart Cities son:

· Dulce Esmeralda García Ruiz

· Rogelio Dávila Pérez

· Edna Urquidi Luna

· Gabriela Eloisa Muñoz Torres

· Ciro Antonio Valdovinos Ayala

· Raymundo Silva Herrera

· Mariana Castillo Lara

· Diana Valeria Araiza Soto

· Ind. Laura Beatriz Rocha Arroyo

Por Darinel Herrera

La digitalización y la automatización de los procesos productivos, es si duda uno de los temas que más  apasionan a los profesionales dedicados a la agricultura a nivel global.

El imaginar el cultivo, monitoreo  y recolección de nuestras cosechas de manera digital y automática, es un sueño cada vez más cercano.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación afirma que «una ‘revolución digital  agrícola’ podría ayudar a garantizar que la agricultura satisfaga las necesidades de la población mundial en el futuro».

Sin embargo, hay un tema importante a considerar ante esta digitalización de la agricultura. Y es, el destino de los trabajadores del campo.

¿Cuál será el nuevo papel del agricultor? ¿el agricultor requerirá más habilidades de análisis de datos y menos interacción física con el campo? ¿Que pasara con el empleo de los migrantes en la pisca?.

Estas y otras interrogantes son algunos de los tema que apasionan pero al mismo tiempo inquietan al agricultor.

Jorge Bravo – Presidente de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (AMEDI) en su articulo: Agricultura digital: ¿crisis u oportunidad? afirma que  México podría enfrentar en los próximos lustros una crisis social relevante porque los trabajadores del campo que cruzan hacia Estados Unidos o que ya viven allá podrían ya no ser necesarios. La inmigración en Estados Unidos se aborda como un “problema” político y racial, pero en el futuro cercano podría encontrar otro enemigo: la automatización.

El uso de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la agricultura es un proceso que avanza lento pero seguro. Para México representa un desafío social pero también una oportunidad para desarrollar una agroindustria digital.

El uso de robots para cultivar o recolectar frutos es cada vez más común en países con baja inmigración como Japón, Australia, Israel o algunas naciones europeas. En países donde no hay suficiente mano de obra para trabajar el campo está creciendo su automatización.

En Estados Unidos, que depende de inmigrantes para recolectar o piscar, las tecnologías digitales podrían desplazar fácilmente a buena parte de los agricultores. Un presidente gringo muy antiinmigrante o muy visionario podría encontrar en la automatización de la agricultura una solución parcial al cruce de hispanos por la frontera. Sólo tendría que invertir más recursos públicos en el despliegue de banda ancha rural. En realidad, los agroindustriales no están esperando a que llegue ese mandatario: ya emplean soluciones tecnológicas para desarrollar una agricultura inteligente.

México debería pensar un plan emergente para dos fenómenos: saber qué hará con los trabajadores del campo que serán desplazados por la automatización de la agricultura en la Unión Americana y la correspondiente pérdida de remesas y digitalizar su propia agricultura a partir de modelos de negocio innovadores, afirma Bravo.

Por otro lado, para beneficiarse del advenimiento de la agricultura digital, los agricultores deben desarrollar nuevas habilidades encaminadas a las habilidades de tecnología de la Internet.

La integración en la economía digital requerirá de alfabetización básica (capacidad de lectura) y alfabetización digital (capacidad de usar dispositivos digitales para mejorar el bienestar). En muchos casos, beneficiarse del contenido digital también requerirá alfabetización en inglés o familiaridad con otro idioma extranjero ampliamente hablado. Los desarrolladores de agricultura digital han diseñado formas de sortear estas barreras, como las TIC con mensajes de audio y videos de extensión en idiomas locales. Sin embargo, se necesita más inversión en el desarrollo del capital humano para garantizar que todos los agricultores puedan beneficiarse de la agricultura digital.

Sea cual sea el destino de la digitalización agrícola en México y Latinoamérica, lo que es una realidad es que la  población mundial está creciendo, pero la cantidad de tierras de cultivo disponibles por cabeza se está reduciendo.

La productividad agrícola tendrá que aumentar si queremos salvaguardar nuestro suministro de alimentos a largo plazo.Y sin duda, la digitalización en la agricultura puede ayudarnos a desplegar nuestros recursos de manera eficiente y sostenible, permitiendo a los agricultores obtener lo mejor de sus campos con un impacto ambiental mínimo.