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¿Eres empresario y resiliente?, entonces tu resistencia te llevará al éxito

Fernando Hernández Avilés, conferencista y experto en el tema de Resiliencia, habla para Cadena Empresarial Enlazadot, del verdadero significado de esta palabra y cómo se puede aplicar en casos de crisis extraordinaria como la que se vive, por ejemplo, por el COVID-19

Por Laura Gutiérrez Franco

La resiliencia es una palabra utilizada en el ámbito de la ciencia desde hace más de medio siglo, sin embargo en el acontecer común, se diría que prácticamente es una novedad, pero también su significado es algo que ha tenido la gente excepcional a través de la historia y que puede estar presente en toda persona. Le ayudará a salir airoso de cualquier crisis extraordinaria.

Fernando Hernández Avilés es un reconocido conferencista y experto en el tema que, en entrevista con Cadena Empresarial Enlazadot, explica a detalle la resiliencia, para conocer qué sí es y que no.

Por ejemplo resiliencia no es salir adelante de problemas comunes o diarios de la vida. Esa es una buena actitud. Dice Hernández Avilés que la resiliencia es un proceso que permite construir oportunidad a partir de lo adverso.

Para el empresario, que una de sus cualidades que pone a prueba en el quehacer diario es de dar solución a los problemas, la resiliencia “es determinante desde el sentido que está acostumbrado a tomar riesgos con mayor frecuencia y con ello generar los aprendizajes y experiencias propias de ir, descubrir, empujar, asumir y buscar lograr contra todo y todos, ya que tiene una flexibilidad más orientada a generar crisis pero también a buscar solucionarlas, entendiendo que eso le permitirá en algún momento crecimiento”, precisa el entrevistado.

¿Por qué es tan importante para la vida diaria la resiliencia?

Es importante ya que la resiliencia es un proceso que permite construir oportunidad a partir de lo adverso, a través de identificar y saber usar nuestros recursos personales, propios o externos, para generar aprendizajes que nos ayuden a evolucionar ante las crisis diarias, pero también a crecer y aprovechar mejor las oportunidades que se nos puedan presentar.

Es importante por que agrupa y es en sí misma, un recurso adicional y de apoyo a las demás disciplinas de estudio del ser humano para dar orden, estructura y uso en momentos clave, de todos los recursos, habilidades y herramientas para nuestro propio desarrollo y bienestar, y es útil y muy referenciado, por que sirve de catalizador aún y cuando las cosas parecen en extremo desafiantes, tanto en escenarios que podrían dañarnos, como en escenarios que nos permitirían seguir creciendo.

Nos genera la capacidad de una consciencia sobre lo que estamos viviendo y la posibilidad realista de construir para transformar nuestra realidad.

Se diferencia de otros procesos psico sociales, al activarse particularmente en escenarios de alta demanda, crisis u oportunidad.

La resiliencia es la capacidad de los seres humanos para adaptarse positivamente a las situaciones adversas, pero ¿sólo la palabra es nueva porque la actitud siempre ha existido o por qué tan de moda?

La palabra como tal en el uso que le damos actualmente dentro de las áreas de salud, desarrollo humano, psicológico y social, lleva aproximadamente poco más de 50 años, se usa como analogía para hacer referencia a lo que otras disciplinas han venido usando, como la física, haciendo alusión a la capacidad física de ciertos materiales de estar sometidos a altas presiones, resistir y volver a su forma original, en donde incluso, en ocasiones, no sólo regresan a su forma original, sino más fortalecidas.

La resiliencia en sí, agrupa una serie de características, capacidades y aprendizajes, como la “actitud” para generar la oportunidad de construir resiliencia, esto es para identificar, organizar, usar y aplicar lo que aprendemos de cada situación adversa, desafiante o de oportunidad para nuestro crecimiento personal.

Con el avance en su estudio, ha evolucionado en su definición, al principio justamente se hablaba de que hay gente que es resiliente, después gente que aprende a ser resiliente, y actualmente gente que construye y facilita resiliencia.

También es cierto que el ser humano siempre ha buscado la mejor forma de explicar lo que le pasa en su vida, y para ello ha ido usando palabras acorde a la realidad histórica que este viviendo. Y aunque lo que define actualmente la palabra, ha sido definido y explicado con otras palabras, la esencia es la misma.

Actualmente la resiliencia en su difusión masiva apela a la necesidad del ser humano de saber, creer y confiar en que puede superar cualquier situación adversa, en un momento y tiempo de desarrollo humano, en el que todo urge, todo estresa, todo es crítico, se vuelve necesario socialmente poder tener la sensación de que podemos apelar a algo igual de grande que nuestras crisis, y la palabra cumple con esa función, de darnos esperanza, aún y cuando estemos entendiendo a que se refiere y cómo aplicarla en nuestra vida. De ahí que esté de moda.

¿Podríamos comparar esta palabra con el “courage” del que tanto hablan los franceses?

No sólo con la palabra courage, de hecho la palabra con la que mejor se relaciona en los primeros años de su estudio, es con “coping” de los británicos, tanto “courage” como “coping” hacen referencia a la capacidad de las personas de plantarse y hacer frente o “afrontar” las situaciones adversas y desafiantes que tienen por delante, sin dejarse vencer sin antes haber dado batalla.

Otra referencia histórica es que palabras como temperamento, coraje, actitud, templanza, invencible, en las diferentes culturas europeas y occidentales, justamente tratan de hacer referencia a que el ser humano tiene esa condición que por naturaleza le pertenece, la de no vencerse ante ninguna adversidad.

Es por eso que la resiliencia es tan taquillera, por que se ha incluso sustituido la palabra de invencible, coraje, temple, por resiliencia para en algunas poblaciones explicar que somos capaces de no ceder y al contrario crecer ante lo que se nos ponga enfrente.

Pero hay que ser responsables, el uso de la palabra claro que tiene la acepción social, que toma toda la gente de acuerdo a lo que quiere leer de ella, y a la parte de su estudio psicológico y social que trabaja más aterrizadamente en entender y definir algo más formal que pueda explicar ese proceso en el ser humano.

¿Por qué en la actualidad ser resiliente es mejor que ser, por ejemplo, solo un buen estudiante?

Es muy buena pregunta, y justo de entrada tenemos que quitar de la ecuación juicios de valor y morales, como correcto o incorrecto, mejor o peor, malo o bueno, por que esos atribuyen una calificación a priori de alguien que habla desde su experiencia, o de alguien que espera algo de acuerdo al contexto social de creencias y expectativas que tanto nos hacen daño a nivel relaciones personales y sociales.

Justo de ahí viene la idea y creencia social tan sobre validada, de que una persona resiliente “vale” más por el hecho de que tuvo que enfrentar situaciones extraordinarias y a pesar de ellas, logró el cometido. Reforzando la idea social de que quien se esfuerza, lucha o resiste más, “vale” más que quien no lo hizo así, apelando a ideas también como debilidad y fuerza. Romantizando la idea de la resiliencia como algo que sólo tienen algunos y que además al tenerlo los diferencia del resto.

Por lo que tenemos que hacer una separación importante, una cosa son los desafíos diarios, para los cuales que claro apelamos a nuestros mejores recursos para irlos superando, y otra los desafíos que puedan ser excepcionales y que verdaderamente implican un escenario de no logro e incluso de sucumbir en el proceso, y para el cual la resiliencia nos permite construir situaciones para crecer en un contexto donde realmente parecería imposible.

La diferencia reside en que determinantemente no tenemos que ser resilientes todo el tiempo y para todo, tenemos que cumplir con las demandas y oportunidades de la vida como lo hacemos todo el tiempo, y aunque impliquen un alto desgaste o una alta crisis, no forzosamente significa que vayamos a sucumbir en el intento.

Ahora si apelamos a que somos seres sociales de historias y narrativas, el hecho de contar una historia de victoría contra todo y todos, suena más interesante al si realicé lo que me correspondía aunque se me presentaron problemas en el camino.

¿Se nace con la resiliencia o se aprende?

Se construye y facilita con el desarrollo y aprendizaje de nuevas habilidades, capacidades y desarrollo de nuevos recursos, y se va logrando de acuerdo a los escenarios diversos que vivimos en la vida, no es que una persona construya resiliencia para su vida, la construye para algunas circunstancias de su vida y puede serle de utilidad para otras.

No es que unas personas de tajo lo sean o no.

¿Qué tan necesaria es la resiliencia en tiempos como el actual donde las crisis de todo tipo han sido muy fuertes con la pandemia del COVID19?

Justamente la pandemia representa una crisis no esperada y un cuadro de ansiedad muy fuerte que viene a agudizar los que ya viviamos ante tantos desafíos que teníamos en nuestra normalidad pre pandemia, ante todas las cosas, tareas, resultados que teníamos que dar a nivel personal, laboral, familiar, social, etc.

Al ser un disparador de crisis excepcional, abre la ventana a la necesidad de apelar no sólo a nuestros recursos y habilidades cotidianos para hacer frente a lo diario, sino nos empuja como buena crisis, a tratar de identificar otros recursos, otras respuestas y otros sentires ante eso, es ahí donde se genera la oportunidad de construir resiliencia, de la misma fuerza de la crisis que nos lleva a otro nivel de análisis e identificación de cómo y con qué podremos hacer frente a esta nueva crisis. A partir de un acercamiento también muy realista de cómo me está impactando a mí a diferencia del resto.

¿Que tan necesaria es en el empresario?

La resiliencia en un emprendedor y empresario es determinante desde el sentido que está acostumbrado a tomar riesgos con mayor frecuencia y con ello generar los aprendizajes y experiencias propias de ir, descubrir, empujar, asumir y buscar lograr contra todo y todos, ya que tiene una flexibilidad más orientada a generar crisis pero también a buscar solucionarlas, entendiendo que eso le permitirá en algún momento crecimiento.

Si consideramos esto, la resiliencia en el empresario, pudiera ser una especie de acelerador de crisis y aprendizajes de nuevos usos y aplicaciones de nuestro recursos personales, así como de la búsqueda de otros nuevos que no teníamos previamente, para lograr metas diferentes al entorno o mercado donde nos movemos y encontramos.

Remarcando el hecho de que la capacidad de resiliencia no sólo se construye a partir de la crisis más desafiante, sino de crisis controladas que nos exigen aprender y mejorar constantemente. Ahora, si la crisis además nos desborda en nuestra capacidad de respuesta, vuelve no sólo necesario el afinar y ser más preciso nuestro proceso de aprendizaje y uso más eficiente de nuestros recursos, sino demanda además generar condiciones de resistencia y de velocidad en la respuesta.

Entre menos capacidad de resistencia, menos capacidad de respuesta y menos veloz sea en el proceso, puedo ser más vulnerable a la crisis y de ahí que me pueda costar más trabajo no sólo crecer, sino mantenerme.

Por eso es que la resiliencia es un proceso de construcción y que en el caso del empresario se acentúa la parte de construcción “estratégica”, y no se trata sólo de habilidades personales psicológicas de no vencerme, actitud o ganas, sino de que tanto yo “juego” estratégicamente con las crisis, sus variables, sus constantes y mis recursos para hacerles frente. Si fuera un juego, sería un gran tablero de ajedrez en donde tendría que pulir mi estrategia, respuesta e intención.

Quiero acotar justamente que también hay dos procesos de resiliencia en una empresa o negocio, la resiliencia organizacional, que se centra justamente en la parte estratégica del negocio y la resiliencia personal del equipo de trabajo, que se centra en desarrollar su capacidad psicológica de avanzar y crecer ante lo adverso.

Un negocio que crece aún en la peor adversidad, tiene y trabaja la estrategia, e identifica y desarrolla a su personal.

¿Cómo me convierto en resiliente?

No soy partidario de una lista o receta para ser resiliente, por que justamente se construye a partir de la crisis misma y es un proceso muy personal que incluso puede llevar mucho tiempo identificar y desarrollar, sin embargo podría hacer referencia a ciertos elementos que ayudan a nuestra construcción de resiliencia:

A. La crisis como la capacidad de superarla, es algo personal, único y mío, nadie incluso en igualdad de condiciones podrá vivirlo de la misma forma que yo. Ya que nuestras experiencias y recursos personales, aún siendo hermanos o nosotros mismos en diferentes momentos del tiempo, son diferentes.

B. Tiene que basarse en realidad, tanto de la crisis como de los recursos reales para hacerle frente, no basarse en el creo o en el quisiera.

C. Todo lo que podamos aprender, vivir, sentir y construir, tiene que ser sostenible en el tiempo, no sólo para salir de la crisis, sino para prevenir otras futuras y generar aprendizajes ante situaciones similares en el futuro.

D. Tiene que permitirnos siempre aprender o hacernos de nuevos recursos y habilidades, o de nuevos usos y aplicaciones de los ya existentes, sino hay aprendizaje no hay resiliencia.

E. Se enfoca en la crisis, no en lo que tenemos que hacer cotidianamente, nace a partir de la oportunidad de desafíos más grandes de los que habíamos enfrentando.

F. La resiliencia contrario a la idea romántica de sale del fondo de nuestro corazón y es una energía personal contra todo y todos, verdaderamente se logra en la relación, apoyo y crecimiento con otros.

¿Por qué ahora se le da más valor a alguien que ha sabido salir adelante en los fracasos, que a alguien que simplemente por obra de la vida es exitoso, pero no sabe lo que es salir adelante en las adversidades?

Con base en lo comentado antes, justamente por la idea y creencia social, de lo que es valioso o no, del poder de la historia del héroe o del vencedor. Y no es ahora, aún y cuando antes no se usaba la palabra, siempre nos ha acompañado ese sentir social, de que un triunfo sabe mejor cuando es contra viento y marea.

Por que pareciera que una persona que se curtió con el fuego de lo adverso, ya comprobó de que está hecho. Pero eso estan subjetivo, irreal y a veces tan cómodo, que justamente nos daña a nivel personal y social, por que valida la idea de que hay quien lo podrá y quien no, e incluso una persona que pudo lograr (como todas) un resultado contra todo pronóstico, no tiene garantía de que así será en todos los ámbitos de su vida, pero siempre habrá esa carga social del héroe del que puede todo, etc.

En nuestra tradición oral son creencias tan fuertemente afianzadas, que verdaderamente hay gente que cree que nació con estrella y gente que piensa que nació estrellado, o gente que cree que le irá bien en el amor, pero mal en el dinero o viceversa.

La realidad es que en la actualidad nadie tiene éxito o desarrollo sin hacer frente a diferentes escenarios de desafío y crisis, y aunque pareciera que para algunos las cosas son más fáciles que para otros, la realidad es que es a todos la demanda diaria en algunos casos nos permitirá o exigirá más y con ello la posibilidad de reinventarnos en lo adverso. Pero eso pasa todo el tiempo en todo lo que hacemos.

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